2/18/2008

LIBRO RECOMENDADO

La Revolución de la Riqueza
es un voluminoso trabajo.Tal lectura exige al lector un esfuerzo que, gracias a la pericia de sus autores se hace muy llevadero. En efecto, lo interesante de sus contenidos está magníficamente expuesto –así como su traducción al español- a través de una magnífica estructuración en diez partes y cincuenta capítulos, incluyendo el Epílogo final.
En la Primera Parte explicitan lo que para ellos es la ‘riqueza revolucionaria’: el conocimiento.
Reconocen que se trata de un binomio contradictorio, la culposa y mal reputada riqueza concebida como ‘revolucionaria’, en una Historia elaborada a partir de Revoluciones. Sitúan el origen de la Sociedad del Conocimiento en los Estados Unidos de 1956, año en el que por vez primera en la Historia de la Humanidad los empleados en servicios superaron al resto de trabajadores. Esto se vio acompañado no sólo por la aparición de los primeros ordenadores, sino por el mayor crecimiento de la producción de conocimiento que el PIB. Seguidamente, establecen los Fundamentos Profundos de esta Revolución: el tiempo y el trabajo. Ampliados respectivamente en las
Partes Tercera y Cuarta, respectivamente. Pero antes nos dicen que riqueza es cualquier cosa que colme necesidades y deseos. La forma que adopte la creación de esta riqueza –monetaria o no- distingue tres sistemas u ‘olas’: agricultura, industria, y conocimiento. Cada uno de estos sistemas produce distintas formas y cantidades de riqueza; tienen consecuencias ecológicas y culturales distintas, y producen tres estilos de vida distintos. Actualmente se solapan en China, India, y Brasil –en éste último junto a sociedades de cazadores y recolectores-. Es justamente esta transformación de la relación de la riqueza con el tiempo y el espacio, la que marca esta revolución tecnológica e intelectual
.
Con respecto a la reordenación del tiempo, en el capítulo 5, pronuncia la ‘Ley de Congruencia’:que limita la potencial creación de riqueza al avance económico congruente con sus instituciones básicas. Desde que los grupos de cazadores-recolectores empezaron a coordinarse, siempre han requerido cierto grado de
sincronización (hablamos de danzas tribales, ritos de pesca, y fiestas agrícolas). Las primeras sociedades industriales implantaron la sirena de la fábrica, o el reloj de fichar. Para los Toffler, en la actualidad nos encaminamos al tiempo real, hacia una economía arrítmica.Continua.....
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